11 de mayo de 2009

SINTIÉNDOME...

Siento mi cuerpo un tanto destemplado porque, sin duda, me han faltado horas de sueño… Con la mirada fija observo el vuelo de las gaviotas y me dejo sentir, proyectando mi silencio en la voz enfebrecida del viento. Me entrego… Viajo con él haciendo escalas durante la misteriosa travesía; tratando de arrancarle al olvido instantes vividos –quizá enmascarados por mi caprichosa memoria, pero grabados en mi piel como pura sensación-. Instantes tan míos. Tan absolutamente míos… Un ligero ronroneo en mi estómago me trae de vuelta… Las gaviotas siguen planeando en las alturas, pero, ahora, mi pecho está abierto de par en par…
©María Meilán

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