Cuando hemos aprendido a sintonizar pensamiento y emociones, florece un nuevo tipo de conocimiento muy valioso: la intuición.
Uno de los rendimientos positivos de igualar mente y corazón es el desarrollo de la intuición. La mitad del cerebro razona, la otra mitad intuye. La sociedad occidental nos enseña a razonar, pero no a ejercitar la intuición. El conocimiento aprendido por la razón puede ayudarnos a comprender datos, pero la intuición nos conecta a otro nivel más profundo con lo material y con los demás. Todo lo físico tiene algo metafísico que lo sustenta —una idea, una intención, una emoción—. La intuición conecta con ello; no lo ve, pero lo entiende.
La opinión que tengamos sobre nuestra intuición será la que marque su efectividad. Si uno piensa de su intuición que no funciona, no lo hará. El excesivo racionalismo la ahoga y limita y la desconfianza la anula. Sólo nos queda la razón para tomar buenas decisiones en la vida, y eso es como pretender conocer una moneda sólo por su cara, lo que vemos, e ignorar que su valor viene definido por su cruz, lo que no vemos.
SE CULTIVA CON CONFIANZA
Nosotros funcionamos mejor cuando se confía en nosotros; la intuición trabaja mejor cuando se confía en ella y nos damos la oportunidad de actuar según sus dictados. Pero, ¿qué pasa cuando no confío en mi intuición? ¿Qué ocurre cuando compruebo tras un error que lo intuí y no hice caso? La razón puede llegar a una conclusión y la intuición decirme lo contrario. La segunda suele ser la correcta. Pero, ¿cómo saber qué es intuición y qué un producto exclusivo de la mente racional?
La intuición es conocimiento directo de una mente superior al ego, por lo tanto nos habla en un lenguaje distinto, que conviene conocer. Se manifiesta como una suave voz, no viene precedida de razonamiento sino que es una certeza que no tiene un origen definido. Viene en el momento oportuno, aporta tranquilidad, nunca ataca a nadie y se mantiene en el presente. Necesita de una mente tranquila y en estado de escucha, no puede competir con el ruido interno de una persona en permanente diálogo mental; es como enfrentar Las cuatro estaciones de Vivaldi al ruido atronador del rock duro.
CUANDO TODO ENCAJA
La intuición aparece cuando estamos entregados a la vida, sus soluciones son perfectas para ese momento en particular, y la ganancia es común a todos los implicados. Produce fluidez y una sincronicidad en los acontecimientos que hace que todo encaje de un modo que parece mágico. Lo que sucede es que, precisamente por eso, a veces tendemos a rechazarlo.
La próxima vez que pienses “qué tonterías se me ocurren”, puede que estés dejando pasar la oportunidad de que tu intuición te guíe.
23 de agosto de 2007
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